Al hilo del food-design, parece procedente traer a colación toda la temática relativa a la estacionalidad de los alimentos. Cierto es que ahora muchos de ellos se pueden producir durante todo el año gracias a los invernaderos, pero esto no resta importancia a la estacionalidad, que sigue siendo mucha, entre otras razones porque permite el respeto a un biorritmo natural. Y aunque vivimos en un planeta totalmente conectado, en el que tiendas de cualquier lugar pueden tener todos aquellos alimentos que podamos necesitar, las frutas y verduras cultivadas tienen su propio calendario de temporada, y respetarlo es una decisión de lo más saludable.
¿Qué es exactamente esto de la estacionalidad de los alimentos?
De forma general, cuando hablamos de estacionalidad nos referimos a una serie temporal que suele repetir un patrón de comportamiento en un período igual o inferior a un año. Y aunque es un término que se utiliza en muchas ramas de conocimiento, en lo relativo a los alimentos, concretamente a frutas y verduras, lo utilizamos para referirnos a que cada uno de ellos tiene un tiempo óptimo de recogida, de modo que su desarrollo se produzca conforme a su ciclo natural.
Beneficios de tomar frutas y verduras de temporada
Sin duda alguna, en los alimentos de temporada encontramos una serie de beneficios que no podremos tener en los que se producen en el invernadero. Se trata principalmente de los siguientes:
- Estos alimentos son completamente frescos. Y por ello, su sabor, textura y aroma serán 100% auténticos. Las frutas y verduras procesadas a menudo contienen grasas, sales y aditivos artificiales.
- Conservan mejor todos sus nutrientes. Cuando los alimentos se cultivan con el clima adecuado y pueden completar su ciclo natural, conservan en mayor medida sus propiedades nutricionales.
- Son más económicos. Sí, los productos estacionales son más baratos, porque cuando se procesan fuera de temporada suelen ser de importación, y hay que asumir el coste relativo a su transporte.
- También son más sostenibles. Al comprar alimentos de temporada estamos apostando y dando una oportunidad a la producción local, que conlleva un menor gasto de energía, debido al ahorro del transporte y la distribución de los productos.
- Permiten crear mejores conservas. Estos alimentos dan la posibilidad de elaborar muy buenas conservas, que nos permiten disfrutar de ellos durante todo el año, una vez que su temporada ha concluido.
- Nos ayudan a prevenir enfermedades. Es importante tomar hortalizas tanto de invierno como de verano, ya que hay estudios que demuestran que de cada una de ellas podemos conseguir distintos beneficios. Sus nutrientes y fitoquímicos son diferentes, por lo que podemos lograr una mayor protección contra el cáncer con los vegetales de invierno, y con los de verano estaremos más protegidos contra las enfermedades cardiovasculares.
- Hacen más fácil tomar las raciones diarias de frutas y verduras que se aconsejan. Se recomienda tomar al menos cinco raciones diarias de frutas y verduras, pero no todo el mundo lo consigue. Sin embargo, teniendo en cuenta que los alimentos de temporada tienen mejor sabor y aroma, y son frescos, probablemente su consumo resulte más apetecible y ayude a conseguir el consumo mínimo diario aconsejado.
- Con ellos apostamos por la ecología. Consumir alimentos de temporada supone respetar su ciclo natural, luchando contra el cultivo intensivo, que agota el suelo y utiliza químicos en exceso.
Cómo saber cuáles son las frutas y verduras de temporada
Es muy fácil. Tan solo tenemos que buscar el calendario de frutas de temporada y el calendario de verduras de temporada. En ellos podremos descubrir por ejemplo que podemos disfrutar del aguacate de mayo a noviembre, o del caqui de septiembre a noviembre. ¿Eres de los que les encantan las fresas? Normal, ¡están tan ricas! Sean solas, con un chorrito de leche, nata, nata montada, un poquito de azúcar, algo de zumo… El caso es que el calendario de la estacionalidad de las frutas nos permite saber que las fresas se cultivan de forma natural de enero a junio. Y cuando mejor están, entre febrero y mayo.
Somos lo que comemos… De ahí la importancia de conocer nuestros alimentos
Expertos importantes lo tienen claro: el consumo responsable favorece la salud, crea un impacto ambiental menor y promueve el comercio justo. Y saber cuál es el origen de los alimentos que tomamos, su estacionalidad y la manera en que se producen, es un factor clave. Para llevar una alimentación saludable tenemos que incorporar cuatro instancias, las cuatro C: Conocer, Comprar, Cocinar y Comer.
- Lo primero es Conocer los atributos de los alimentos, su producción, origen, estacionalidad, conservación y propiedades estacionales.
- La Compra es fundamental para una alimentación saludable, siendo un factor primordial la planificación del menú semanal, que nos permitirá hacer una compra más eficiente y consciente de los alimentos, reduciendo los desperdicios.
- El acto de Cocinar forma parte de nuestra identidad cultural, y la comida casera favorece una alimentación más saludable de toda la familia, además de servir como espacio de encuentro.
- Comer en familia es una práctica de suma importancia, ya que posibilita que los padres transmitan a sus hijos sus hábitos alimentarios. Por ello, aun a sabiendas de que el ritmo de vida de hoy en día es frenético, es muy importante encontrar tiempo para sentarse todos juntos a la mesa. En cambio, ver la televisión durante la comida puede hacer más difícil el registro de sabores y la sensación de saciedad, dando lugar a un consumo mayor de alimentos.
Con los alimentos de temporada nos acercamos al objetivo: una alimentación equilibrada
Es evidente que si incorporamos a nuestra dieta las frutas y verduras de cada temporada, es más fácil que llevemos una alimentación sana y equilibrada, que es de lo que se trata. Este es un proceso en el que debemos involucrar a nuestros hijos desde pequeños, para que adquieran el hábito de vivir de forma saludable, contribuyendo a su buen desarrollo físico y psicológico. A través de una alimentación variada le daremos a nuestro organismo todos los nutrientes que necesita.
Si la naturaleza nos demuestra día a día que no la podemos dominar, es evidente que por más que nos metamos en el invernadero, nunca conseguiremos producir alimentos a su altura.