Dejemos a un lado “la pasarela” para adentrarnos en los talleres, es decir, en la propia cocina española y lo que tiene detrás. Los alimentos españoles son sinónimo de la máxima calidad, y no solo dentro de nuestras fronteras sino también fuera de ellas. Tanto es así que uno de los grandes pilares de la economía española es su sector agroalimentario, lo cual permite a este país ser un gran exportador de la industria alimentaria. Algo que no es de extrañar ya que, sin duda, la geolocalización y climatología de esta tierra son factores a su favor para ello.
Ponemos etiqueta a los ibéricos… A veces a primera vista
A los españoles se nos dan bien muchas cosas, pero en lo que a lo gastronómico se refiere, una de ellas es reconocer un producto que ha sido catalogado como ibérico. Desde su olor, hasta su sabor pasando por su textura, podemos decir mucho cuando tenemos por delante uno de estos productos cárnicos derivados del cerdo (y que solo nosotros tenemos). Pero los menos avispados en este aspecto también tienen derecho a saber lo que están a punto de tomar. Por ello se ha sacado una ley que aprueba la norma de calidad para la carne, el jamón ibérico, la paleta ibérica y los demás embutidos. Su principal referente en el comercio son los ibéricos de Guijuelo, marca comercial de reconocido prestigio a nivel internacional.
Una clasificación más simple pero que mejora la calidad
La nueva legislación hace que la información que recibimos los consumidores sea mejor que la antigua, gracias al etiquetado y la presentación de estos ibéricos. También se establece un mayor nivel de calidad y control en las etiquetas. Esta normativa hace especial hincapié en este aspecto, y para ello ha simplificado la clasificación pasando de las cuatro categorías anteriores (bellota, recebo, cebo de campo y de cebo) a las tres que tenemos ahora (bellota, cebo de campo y cebo). Esto es un ejemplo (si bien uno de los mejores) de que los españoles nos lo tomamos muy, pero que muy en serio en lo que a la calidad de nuestros alimentos se refiere.
Hemos conquistado al gran gigante: China
China es un país con una fuerte tradición gastronómica, tan potente que ha logrado enamorar al planeta entero. Si podíamos encontrar un restaurante chino a la vuelta de la esquina, ahora comienza a ser fácil también dar con un supermercado especializado tan solo en alimentación de este país. Pues bien, ahora la tortilla ha dado la vuelta, ya que somos nosotros los que hacemos sus delicias con nuestras artes culinarias. Tanto que China es ya el séptimo mercado más importante en las exportaciones de alimentos y bebidas españoles. Estas ventas han experimentado un fuerte auge a lo largo de los últimos años, hasta aproximarse a los 1.100 millones de euros.
Acuerdos económicos bilaterales que reforzarán nuestras relaciones comerciales
Otro dato que corrobora el desenfreno de este país asiático por nuestra gastronomía es que China concentra casi el 4% de la totalidad de las ventas al exterior de este tipo de productos. No parece precisamente que la cosa vaya a quedar ahí, ya que la reciente firma de acuerdos económicos bilaterales de gran importancia favorecerá al sector cárnico y al de la uva de mesa. Las exportaciones alimentarias a China se han incrementado en un 28,6% a lo largo de la última década, haciendo de este mercado una zona prioritaria para la industria. Las empresas alimentarias de este país tienen en el mercado asiático uno de los que mejores oportunidades les ofrecen. De hecho, el siguiente objetivo también se encuentra en aquel continente. Se trata de Filipinas, donde ya el año pasado se importaron alimentos y bebidas españolas por valor de 202 millones de euros. Una cifra desde luego nada desdeñable tratándose de un mercado en ciernes.
Orgullo culinario español
Es obvio: los españoles estamos muy orgullosos de nuestros productos. En Andalucía del pescado, en Cataluña de los calçots, en Valencia de la paella, en Galicia del marisco, y así podríamos seguir citando un sinfín de ejemplos pero además de darnos mucha hambre, no haría más que confirmar en exceso algo que ya sabemos. Pero si algo nos hace especialmente felices en lo relativo a lo gastronómico es que halaguen nuestros productos fuera de nuestro país. Aquí tenemos tiendas y restaurantes especializados en alimentos extranjeros a borbotones, ¿por qué debería sorprendernos que al contrario ocurra exactamente lo mismo? Pues sí, nuestras delicias han llegado a conquistar a los mismísimos norteamericanos. Y eso, reconozcámoslo, ¡a nosotros nos encanta!
La historia de un queso español en el corazón de Nueva York
En plena isla de Manhattan podemos encontrar una tienda española, y cómo no, especializada en productos de nuestra tierra. Seguro que ya te estás preguntando cuáles son los que triunfan. Te lo diré: los quesos, el aceite de oliva y el turrón están entre los más exitosos, pero también uno que te llamará más la atención y no precisamente por estar menos rico, sino por ser más específico. Se trata de las conservas gallegas. Sí, y es que Galicia es mucha Galicia dentro y fuera de nuestras fronteras. Estas delicias del norte también arrasan en el mundo de la restauración, donde antes tenían un tímido papel.
Torres más altas cayeron… Y si no que se lo pregunten a los ingleses
No podría terminar estas líneas sin presumir de que los españoles hemos logrado conquistar también uno de los terrenos que se nos antojaban más hostiles en lo culinario: Inglaterra. Nuestros productos están cada día más de moda en este país, ¡si hasta algunos productores de ibéricos han conseguido abrir tiendas en Londres! Antes les perdonábamos que no amaran nuestra cocina porque ellos nos habían dado a Queen, pero ahora la rencilla toca a su fin.
En plena era de la globalización, ¿sería lógico que nuestra gastronomía no enamorara cada día a más países? La respuesta es un obvio y rotundo NO.